sábado, 19 de septiembre de 2015

El bilingüismo en la Enseñanza


Como ya sabrán, desde que se impusiera en nuestro sistema educativo el famoso "Plan Bolonia" los universitarios deben contar con un nivel B1, como mínimo, en una lengua extranjera -aunque no cualquiera vale para ello-, si desean obtener el título de la carrera universitaria. Por supuesto, son muchos los másteres que también están exigiendo determinado nivel de idiomas como requisito indispensable para cursarlos; y si hablamos de oposiciones, el conocimiento (acreditado por un título, obviamente) de una segunda lengua es algo muy tenido en cuenta.

Esta mañana me levanté con un claro objetivo: visitar varios centros concertados para conocer los requisitos que están pidiendo a sus futuros docentes. Tras una provechosa mañana por distintos colegios concertados y privados descubrí que entre las exigencias principales a los potenciales profesores está tener, al menos, un nivel B2 de inglés. 

Pues bien, viendo todo esto, me resulta inevitable plantearme ciertas dudas sobre esta última obsesión e imposición en la enseñanza española. A continuación compartiré algunas de estas cuestiones intentando estudiar la utilidad en la vida real de esta medida:

Sin duda, es cierto que conocer idiomas es importante, máxime si tenemos en cuenta que estamos en una sociedad cada vez más global, donde a veces se pierden las identidades a favor de una cultura comunitaria. Por desgracia, es bien sabido que los idiomas no son el fuerte de los españoles, mucho más ignorantes en lo que a lengua extranjera se refiere, si nos comparamos con algunos de nuestros vecinos europeos. Las excusas a la deficiencia idiomática de los españoles son variadas, seguramente más de una vez hayan escuchado "el castellano sólo tiene cinco sonidos de vocales, mientras que otros idiomas tienen cinco vocales pero que pueden dar distintos sonidos según su acentuación, ordenación o acompañantes dentro de una palabra"o "es que en otros países no doblan las películas y claro, acabas aprendiendo idiomas como si nada", entre otras. Sea como sea, y sin restar validez a estas excusas que, en parte, explican el problema de los idiomas en España, lo cierto es que el nivel de conocimiento de los españoles en lenguas extranjeras, en líneas generales, es bajo. 

Por todo ello, es lógico entender el interés y fomento hacia el aprendizaje de otros idiomas, más si tenemos en cuenta que los gobernantes españoles a lo largo de la Historia siempre han mirado hacia el continente Europeo, comparándose con otros países más adelantados en la cuestión de segundos idiomas. En mi opinión, es por el complejo español de compararse con el vecino que nace todo esta exigencia, ya casi obsesión, por obtener un buen resultado en lengua extranjera. "Nuestros futuros profesionales van a tener un buen nivel en otros idiomas", se dirán nuestros gobernantes, hasta aquí nada criticable pero...¿Cómo conseguir este objetivo? Según parece, exigiendo un mínimo para obtener el título universitario. 

Aquí comienzan mis dudas, ¿éste es el mejor sistema para lograr un mayor nivel de los españoles en lengua extranjera? A mi entender no, pues exigir idioma a los universitarios es algo que afecta a una  porción de la sociedad española (el 37% de españoles entre 25 y 34 años son universitarios), que no a todos.  La solución a esta realidad es llevar un buen nivel de lenguas extranjeras a los centros educativos de primaria y secundaria, ¿cuántos colegios cuelgan en estos años el cartel de "Bilingüe"? La medida parece lógica, si los españoles reciben mayor formación desde la infancia en otros idiomas el nivel subirá. Ahora pido un poco de realismo y sentido común.


 Primero, a los nuevos docentes, ya sean de centros públicos, concertados o privados, se les exige un medio o alto en otro idioma, siendo inglés el más habitual, pero ¿qué pasa con los docentes que ya trabajan en ese centro y que no tienen ese nivel en lengua extranjera? A muchos se les está pidiendo hacer cursos para conseguir el nivel pero no nos engañemos, aprender un idioma y conseguir un buen nivel es complejo, y más cuanta mayor edad se tenga y si para colmo se exige en un tiempo prudencial. Entonces, ¿están estos docentes fijos preparados para impartir su materia en una lengua no materna?

Segundo, los nuevos docentes han podido obtener el título que acredita el nivel de idioma extranjero exigido pero ello no significa que el nivel se mantenga a la hora de entrar en el mundo laboral, los idiomas necesitan práctica, y máxime cuando muchos empezamos a estudiar una segunda lengua a mediados de primaria y con profesores que ni siquiera tenían un conocimiento elevado de la misma. Más de uno sabrá lo difícil que se convierte aprender bien un idioma cuando se arrastran vicios en el mismo desde hace años. 

 Por tanto, como tercera cuestión cabe preguntarse hasta qué punto personas sin un título en filología inglesa, francesa o alemana están preparados para impartir su asignatura en cualquiera de estas lenguas favoreciendo el aprendizaje de la legua extranjera al alumno sin crearle vicios. 

Dicho esto, y comprobando día a día que son muchos los universitarios y profesionales con estudios superiores, no hablo ni tan siquiera de los que tienen una educación más básica, que cometen errores garrafales en nuestra lengua, ¿no sería mejor que aprendiesen bien el castellano antes de cualquier otro idioma? ¿No es preferible que los profesores de matemáticas, historia, geografía, economía, filosofía, historia del arte, biología, geología, tecnología, plástica, física, química o educación física hablasen un correcto castellano a sus alumnos antes que un idioma en el que no tienen gran vocabulario o en el que cometen fallos a la hora de pronunciarlos? ¿No sería mejor que los profesores de idiomas extranjeros utilicen en sus clases más audios y obliguen a la conversación en ese idioma en lugar de remachar una y otra vez el vocabulario y la gramática convirtiendo a sus alumnos en personas incapaces de entender o hablar con cualquier extranjero?

Nos olvidamos también que no todos tenemos la misma capacidad, hay personas con mayor facilidad para los idiomas pero también los hay que, pese a un gran esfuerzo, son casi incapaces de dominar otro idioma que no sea el materno. Que a estas personas les cueste gran esfuerzo aprender idiomas no quiere decir que no sean muy buenos en su profesión pero ¿es justo no poder obtener tu título universitario en la carrera de tus sueños porque el idioma se te atraviese? ¿Es justo que para lograrlo tengas que perder varios años que podrías haber invertido en buscar un trabajo? ¿ Es justo que deban invertir tiempo y altas cantidades de dinero en academias de idiomas o, incluso, en vivir en el extranjero para lograr el añorado título que acredite cierto nivel de lengua extranjera?



En conclusión, no critico que se pretenda un mayor conocimiento de idiomas entre los españoles pero quizás el método escogido no sea el más adecuado, quizás debamos fijarnos en nuestros vecinos para ver como aprenden con mayor facilidad y nivel otros idiomas, desde luego, los métodos que usan no son los que aquí se han impuesto. 
 Clío